“It´s the end of the world as we know it”. Esta canción lanzada por R.E.M. en 1987 ha vuelto a las listas en 2020. Ante la pandemia del coronavirus, la gente ha recordado un tema que proclama que “es el fin del mundo como lo conocemos”. Estos meses el pesimismo se ha adueñado de muchas personas, algunas de las cuales casi han profetizado el final del mundo. Nada más lejos de la realidad. No podemos obviar que el COVID-19 ha traído mucho sufrimiento a nuestra sociedad, pero siempre hay luz al final del túnel. O, en este caso, de la pandemia. Y la economía mundial ya empieza a demostrarlo.

Exceso de pesimismo
En esta situación de incertidumbre, conviene poner los pies en la tierra, pero no en el infierno. Un exceso de pesimismo respecto a la situación económica puede ser contraproducente. Para evaluar el nivel de exceso de optimismo o pesimismo en la economía conviene acudir al Índice de Sorpresa Económica elaborado por Citigroup. Este índice mide la diferencia (positiva o negativa) existente entre los datos macro oficiales publicados y las expectativas de los economistas.
El Índice de Sorpresa Económica alcanzó cifras positivas récord en el tercer trimestre de 2020, una vez superado el confinamiento global. Si bien ha bajado en el último trimestre, este sigue manteniéndose más alto que en cualquier otra fecha de los diez últimos años. Esto quiere decir que las cifras macroeconómicas son mucho más positivas (dentro de la gravedad de la situación) que los pronósticos, generalmente pesimistas, de los expertos. ¿A qué se debe esta diferencia?
El ser humano tiende a temer lo desconocido. Nunca antes nos habíamos enfrentado a un confinamiento domiciliario. Ni se nos habría ocurrido que los gobiernos se verían obligados a forzar el cierre de negocios como el de la restauración. Por ello, cuando esto nos ha sucedido, los pronósticos más catastrofistas han ido cobrando fuerza. Sin embargo, conforme los científicos, políticos y empresarios han ido conociendo las “nuevas reglas del juego”, la novedad se ha convertido en “nueva normalidad”. Si bien todo el mundo desea recuperar la normalidad total, actualmente la actividad económica es mucho mayor que cuando la pandemia se descontroló en marzo.
Datos positivos en Estados Unidos
Uno de los países donde mayor es el Índice de Sorpresa Económica es Estados Unidos, la economía líder mundial. Varios factores explican que la recuperación económica esté siendo más rápida de lo esperado allí. El factor principal es la naturaleza de la crisis. Los norteamericanos temían que esta crisis pudiera ser igual o peor que la Gran Recesión. Sin embargo, no son comparables.
Mientras que las últimas crisis en Estados Unidos fueron la consecuencia de fallos estructurales en el mercado, la crisis sanitaria actual supone un “shock” puntual. Una crisis dura, pero con fecha de caducidad, siempre que se encuentre una solución y se lleven a cabo políticas efectivas de reactivación económica y digitalización. En este sentido, la vacuna de Pfizer ha generado en las últimas horas un ambiente de esperanza que se ha traducido en grandes subidas en Wall Street.
Recuperación por sectores
Para analizar la recuperación económica, hay que distinguir tres tipos de sectores: los que no se vieron afectados por el confinamiento ni la distancia social; los que solo se vieron afectados por el confinamiento, y los que siguen sufriendo los efectos de la distancia social tras el confinamiento (a la espera de una vacuna).
En el primer grupo encontramos sectores como el del alojamiento, los servicios financieros, la comida y otros bienes no duraderos. Estos no han sufrido ningún efecto negativo, y los dos últimos incluso han experimentado cierto crecimiento tras la primera etapa de confinamiento.
Entre los sectores que solo se vieron afectados durante el confinamiento se encuentran el de la automoción, electrodomésticos y vestimenta. Tras un descenso del consumo de entre un 20 y un 50 % en el segundo cuatrimestre, estos se han recuperado en la segunda mitad de año. Algunos incluso han alcanzado niveles de consumo superiores a los que había a comienzos de año.
El último grupo lo forman sectores que no recuperarán la normalidad hasta que se alcance un nivel de inmunización considerable gracias a una vacuna, previsiblemente en el segundo trimestre de 2021. Entre ellos, transporte, servicios recreativos, gas natural y energía. En estos casos, la bajada del consumo llegó a ser de hasta un 60 % durante el confinamiento. Actualmente, servicios como los recreativos se encuentran en niveles un 30 % inferiores a los de finales de 2019.
En resumen, la recuperación económica post-COVID está siendo desigual, pero más rápida de lo esperado. Si bien hay que mostrar cierta precaución ante posibles nuevas olas o retrasos en la vacuna, las cifras macroeconómicas demuestran que la situación económica global es más positiva que las predicciones. Al igual que con crisis anteriores, hay luz al final de la pandemia.
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