A lo largo de la historia el Ordenamiento Jurídico de todos los lugares del mundo se ha caracterizado por ir por detrás de las necesidades de la sociedad. Esto es muy lógico, puesto que no se puede regular algo que aún no existe.

Sin embargo, para algunos, nuestro legislador y nuestras autoridades reguladoras han resultado ser especialmente cautelosas respecto a lo desconocido. Si bien esto tiene su explicación en argumentos tan sólidos como el aumento de la ciberdelincuencia, del fraude electrónico y demás problemas que determinados proyectos pueden suponer, no es menos cierto que demasiada rigidez implica necesariamente rezagarnos en el desarrollo tecnológico-financiero mundial. Muchas veces, el exceso de regulación supone obstáculos insalvables para determinados proyectos.

Por ello no puede dejar de considerarse un paso adelante la publicación en el año 2018 del Anteproyecto de Ley de Medidas para la Transformación Digital del Sistema Financiero, donde se introduce un concepto absolutamente innovador: El Espacio Regulado de Pruebas, más conocido como Regulatory Sandbox, que desarrollaremos brevemente a continuación:

¿Qué es el espacio controlado de pruebas?

Sandbox, significa literalmente arenero. Y el nombre, a pesar de lo que pueda parecer es realmente apropiado, puesto que es eso, un lugar para probar los proyectos, para jugar con ellos y ver su potencial. En definitiva, un espacio en el que se pretenden probar ideas innovadoras relacionados con las finanzas y la tecnología, esto es, startups financieras.
En él, el promotor de un proyecto, una vez que ha recibido la aprobación del regulador, puede testar su idea en un entorno seguro para los consumidores, y controlado por el supervisor, para posteriormente plantearse, una vez certificada su idoneidad, sacarlo al mercado a través de una “pasarela de acceso a la actividad”.

¿Qué requisitos hacen falta para acceder?

Al margen de una solicitud formal ante la Secretaría del Tesoro, y cumplir con determinadas exigencias de la norma, lo primero que se requiere es que el proyecto “aporte innovación financiera de base tecnológica y que se encuentre suficientemente avanzado para probarse”.

¿Qué ley se aplica?

El Anteproyecto de Ley, en su Exposición de Motivos dice: “los proyectos no se encontrarán sujetos a la legislación específica aplicable a la prestación habitual de servicios financieros, debiendo cumplir, en todo caso, con lo dispuesto en esta ley y en el correspondiente protocolo.” Ello supone, sin lugar a dudas, un respiro a los promotores, a veces especialmente lastrados por toda la regulación que ha inundado nuestro sistema financiero tras el año 2012.

¿Cómo protege a los consumidores?

La protección a los usuarios se basa principalmente en tres cosas:

  • La protección de datos de carácter personal.
  • El consentimiento informado.
  • La posibilidad de desistimiento (esto es, de abandonar la prueba).

¿Qué es lo que supone?

A mi parecer, la creación de este espacio controlado de pruebas no es una ayuda cualquiera a las startups financieras, sino que hablamos más bien de una apuesta de nuestras autoridades regulatorias y legislativas. En definitiva, el regulador deja de estar en frente para pasar a estar al lado del emprendedor, haciendo una ley dirigida a “FACILITAR la innovación financiera de base tecnológica”.

Las necesidades de una empresa de nueva creación son innumerables. Para el buen desarrollo de lo que puede ser un negocio próspero en el futuro hace falta dedicación, una buena administración refrendada por el entendimiento entre los socios, una base legal sólida y, por supuesto, acceso a financiación.
Ante tantas dificultades, es muy positivo para la economía y para todos los que creemos en el tejido empresarial de este país, saber que a veces, el sector público también está de su parte.

Alejandro Santamaría
Equipo Fellow Funders

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