
El domingo, volverá a tener lugar la jornada de emponderamiento femenino con mayor arraigo social de cuantas haya: el día de la mujer trabajadora. Y más allá de su carácter reivindicativo, muchos nos planteamos si la conciencia colectiva de que algo debe cambiar y, sobre todo, la realidad de nuestro día a día son proporcionales al impulso que estas jornadas deberían suponer.
De ahí que, hoy, nos parezca muy interesante recoger el artículo que publica en su newsletter el equipo de mujeres de nuestros colaboradores Fellow Funders y que, a modo de conclusión, arranca sin ambages con una frase categórica: a pesar de los grandes avances que se han logrado en nuestra sociedad, el papel de la mujer en el mundo de la empresa sigue sin tener el reconocimiento que merece.
Basándose en el informe GEM (Global Entrepreneuship Monitor) sobre la actividad emprendedora en nuestro país, se apunta que el personal de género femenino continúa siendo minoritario en los consejos de administración de las compañías o en los puestos de dirección de las empresas pero en cambio es muy importante en el emprendimiento.
Este gráfico refleja la distribución del TEA (Tasa de Actividad Emprendedora) para España en 2018 según el género, aproximándolo con el sexo de las personas encuestadas

Los datos reflejan que el 53,1% del TEA en el último año se compone de hombres, mientras que el 46,9% se compone de mujeres. De cada diez personas emprendedoras identificadas, entre cinco y seis eran hombres y entre cuatro y cinco eran mujeres.
Desde el año 2005 hasta 2018 la evolución emprendedora es la siguiente:

Las mujeres emprenden más en el comercio minorista y en los servicios orientados a las personas, con la consecuente menor remuneración. Según el Observatorio Estatal de la igualdad en el Emprendimiento, las iniciativas empresariales de las mujeres se concentran fundamentalmente en el sector servicios (85% de las emprendedoras frente al 65% de los hombres), en actividades como el comercio, que presentan menos barreras de entrada, pero que sin embargo tienen una alta competencia, márgenes de beneficio reducidos y menores posibilidades de supervivencia.
Nada con mayor credibilidad que un dato contrastado. Y son estas cifras las que colocan en el plano la situación real de la mujer en la empresa.
Fuente: MundoFranquicia