Cuando salimos a comer en familia, es importante encontrar el restaurante ideal. Un lugar en el que nos ofrezcan una carta variada de dónde elegir, con precios asequibles y sin sorpresas en la cuenta, y donde nos atiendan con cierta rapidez. Algo similar pasa en el mundo de la construcción. El deseo de las familias de tener una casa a su medida, con precios asequibles y disponible cuanto antes ha propiciado la expansión de un nuevo concepto de construcción: las casas prefabricadas y modulares. ¿En qué consiste este modelo de construcción? 

Una casa prefabricada es una casa completa que se elabora a partir de diferentes secciones confeccionadas en fábricas. Por su parte, una casa modular es una casa que se construye (tanto estructura como cerramientos) por módulos, en fábrica o taller. Estos son transportados con una grúa al lugar donde la casa debe ser ubicada para su ensamblaje final. Así, el futuro de la construcción pasa de la propia ubicación de la casa a las fábricas y talleres. 

Elegir entre el modelo personalizado y el estándar

De esta manera, como si de un videojuego se tratara, los individuos pueden encargarse de elaborar su vivienda mentalmente para posteriormente pedir presupuesto y contratar la construcción. No obstante, las empresas suelen ofrecer al consumidor un catálogo de modelos que ya están preparadas, lo que puede reducir la duración de las obras a solo seis meses. Un tiempo récord en el mundo de la construcción 

Por tanto, los clientes tienen dos opciones: diseñar la casa de sus sueños o dejar que lo haga la propia constructora. En el primer caso, los costes son superiores (aunque todavía bastante inferiores al modelo clásico de vivienda), pero el individuo tiene total libertad para elegir. En el segundo, tanto el coste como el tiempo medio de construcción es inferior, aunque la casa no sea totalmente personalizada.  

Inversión ESG

Otra ventaja que presenta este modelo de construcción es que supone una inversión ESG. El proceso de construcción de una casa prefabricada es mucho menos contaminante y más sostenible. Esto se debe a que las piezas prefabricadas se llevan a cabo bajo procedimientos industriales donde los recursos (agua, materiales…) son mucho más eficientes y se aprovechan al máximo en los talleres de fabricación.  

Desde el punto de vista del trabajador, las casas prefabricadas suponen una clara mejoría en sus condiciones de seguridad laboral. Atrás quedan las peligrosas maniobras con situaciones meteorológicas desfavorables que han provocado innumerables accidentes laborales en este sector. 

Un mercado en continuo crecimiento

El “boom” de las viviendas prefabricadas tuvo lugar hace un lustro. En 2015, el valor de las exportaciones de casas prefabricas en España ascendió de 139 a 2.861 millones de euros, lo que supone un incremento porcentual superior al 2.000 %. Desde entonces, esta cifra ha crecido de manera sostenida hasta colocarse en torno a los 3.375 millones en 2019.  

Se espera un gran incremento de esta cifra en los próximos años. Como en todos los sectores, el coronavirus ha supuesto un punto de inflexión en el mundo de la construcción. En el caso de las casas prefabricadas, el impacto sería positivo. El confinamiento domiciliario ha concienciado a una parte importante de la sociedad sobre la importancia de contar con espacios amplios donde poder convivir de una manera agradable.  

Casas a precios asequibles

En este contexto, aparece la posibilidad de comprar casas prefabricadas a precios asequibles. Mientras que el precio de una casa clásica oscila entre los 70.000 y los 120.000 euros, en el mercado podemos encontrar casas prefabricadas del mismo tamaño por precios inferiores a los 50.00 euros. Esto supone una democratización del acceso a las casas. 

Parece seguro que las casas prefabricadas han llegado para quedarse, y son múltiples los agentes que de una forma u otra apoyan esta nueva forma de construir. Desde organizaciones gubernamentales hasta empresas como Amazon e Ikea. Por su parte, las constructoras han visto un nicho de mercado, y el 40 % de las constructoras participantes en una encuesta afirmó estar invirtiendo en instalaciones donde poder construir módulos. Y es que la construcción de estas viviendas está avalada por su sostenibilidad, su corta duración, la seguridad laboral que ofrece a los obreros… Y, sobre todo, porque ofrece a los clientes la posibilidad de tener su propia casa a la carta. 

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